Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó. Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey. Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.
(2 Reyes 22:8-11 RV60)
La verdadera espiritualidad comienza cuando descubrimos a la luz de la palabra de Dios la condición de nuestro corazón. La respuesta del rey Josías, al oír las palabras de la ley, demuestra la respuesta interna de su corazón. Al oír la palabra de Dios se dio cuenta de su gran necesidad, y de que si Dios restauraría a la nación, el primer paso comenzó en su vida misma. Palabra de sabiduría para los lideres, pastores, o padres; si queremos pasión, entrega, y consagración en nuestros discípulos, congregaciones, o familia, el primer paso es una autoevaluación a la luz de su palabra.
La condición espiritual, y moral de la nación judía estaba en una real decadencia, de tal manera que leemos (capitulo 23 de 2 de Reyes) que en el miso templo de Dios se tenían imágenes de los dioses amonitas, de Baal, y Asera.
¡Señor te pido que pueda ver a la luz de tu palabra la condición de mi corazón para que pueda llevar tu luz a los que me rodean! ¡Quiero arrancar de mi corazón todo incienso, y ofrenda a los dioses de la costumbre, del cristianismo diluido, cómodo, y aculturado. ¡Purifícame Señor, para que pueda reflejar tu luz! Amén.